1.2.- Modelización matemática en la Economía de la Empresa
La Economía de la Empresa es una ciencia que se ha ido configurando mediante la integración permanente de diferentes materias de conocimiento y áreas de investigación, recogiendo contenidos que puedan ser de utilidad para la toma de decisiones económicas en la organización empresarial (Soldevilla, 1986). Su finalidad específica consiste en el logro de la eficacia y la eficiencia en la dirección y administración de las empresas para alcanzar sus objetivos, lo cual diferencia y determina su contenido científico (García Echevarría, 1975). Así, constituye, por una parte, un sistema objetivo y universal que pretende explicar fenómenos en un campo extenso de la realidad y, por otra, un sistema individualizador, referido a problemas concretos surgidos en el ámbito de la actividad empresarial (Soldevilla, 1995).
También, es importante resaltar que la Economía de la Empresa es una disciplina que responde a los planteamientos de las ciencias básicas, aunque es necesario complementarla con un marco de referencia histórico (Soldevilla, 1987a). De esa manera, como ciencia básica ha de ser interpretada a la luz de las matemáticas, para conseguir una racionalización lo más exacta y precisa posible de la realidad, interpretando las relaciones que se dan entre los diversos fenómenos empresariales a los que tiene acceso la acción directiva, para constituir un cuerpo sistematizado de relaciones formales explicativas del acontecer empresarial (Soldevilla, 1986).
Autores como Bueno et al. (1996) sostienen que el equilibrio económico de la empresa se sustenta en las condiciones de racionalidad establecidas con un fin optimizador. No obstante, debido a la complejidad de la organización empresarial y a la dificultad para cuantificar todos los aspectos de la realidad, suele resultar difícil alcanzar condiciones óptimas, lo que conduce a planteamientos de equilibrio del tipo de suboptimización o satisfacción de los agentes implicados (Rodríguez Castellanos et al., 2005).
Como señala Gutenberg (1973), la Economía de la Empresa se sustenta en el principio de economicidad o racionalidad económica de la actividad empresarial, para la búsqueda de la solución más favorable; el principio de productividad de los recursos o eficiencia, que compara los productos obtenidos y los medios empleados; así como el principio de rentabilidad del capital o eficiencia económica, obtenida de la aplicación de los recursos a la actividad de la organización. En la Economía de la Empresa, el método debe aportar una visión de la realidad que responda a una interpretación verdadera y ofrecer un sistema operativo capaz de aportar soluciones a los problemas reales 51 planteados mediante el uso de procedimientos matemáticos (Fernández Pirla, 1981).
En concreto, el método matemático se basa en las relaciones que pueden establecerse entre los elementos definidos en el sistema de axiomas, postulados y reglas propias de la ciencia matemática, estableciendo procedimientos convencionales para poder cuantificar la realidad (Soldevilla, 1995) e incorporando los imperativos matemáticos de simplicidad, generalidad y rigor (Debreu, 1991).
Así, esta disciplina, al poseer, en parte, las características de ciencia básica mencionadas anteriormente, puede aplicar la matemática a su objeto de estudio, siempre que los problemas tratados involucren variables cuantificables que reflejen el comportamiento del sistema a estudiar. La concepción de la empresa como un sistema, constituido por partes o subsistemas que interactúan entre sí e interaccionan con su entorno, evolucionando hacía unos fines u objetivos que se suponen bien definidos, es la aceptación de lo complejo (Sarabia, 1996).
El problema es que, a medida que se percibe la complejidad y la especialización de una organización o sistema, se hace más difícil la adopción de decisiones correctas relativas a la asignación de los diferentes recursos disponibles, en orden a conseguir la mayor eficacia de la organización, concebida como un sistema global. La integración de conocimientos procedentes de muy diversos ámbitos ha llevado a la Economía de la Empresa a su actual configuración multidisciplinar.
No obstante, como elemento nuclear de la misma, sigue teniendo como objeto material a la empresa y las relaciones con su entorno, desde el punto de vista de la administración y la gestión de los recursos disponibles, y teniendo en cuenta principios como la eficacia, la eficiencia y la adaptación competitiva, entre otros ( Rodríguez et al, 2005). En la actualidad, la modelización matemática es esencial para el progreso de la economía, tanto desde un punto de vista teórico como para la adopción de decisiones empresariales. Como señala Oreja (1993), las matemáticas son de gran utilidad en muchos campos del saber, ya que obligan al teórico a delimitar los problemas, proporcionando un campo de análisis para su resolución, o la reducción a niveles más simples de aquellos que alcanzan un alto grado de complejidad.
La necesidad de proporcionar un soporte riguroso a la toma de decisiones ha potenciado que se desarrollara espectacularmente, junto con la Economía de la Empresa, la ciencia de la Investigación Operativa, cuyo principal objetivo consiste en ayudar científicamente a resolver problemas reales. De esa manera, se puede afirmar que las soluciones que aporta, conjuntamente con el buen juicio, la experiencia y el discernimiento, son herramientas clave en el proceso de gestión empresarial (Mathur y Solow, 1996).
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